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martes, 19 de marzo de 2013

Conferencia se completamente libre



Este es un resumen de la semana de conferencias que tuvimos. La verdadera libertad y paz la encontramos en Cristo: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31,32).


Sábado 16 “Ser verdaderamente libres”

Las personas deben decidir si son siervos de Dios o siervos del pecado.

Aquellos que deciden ser siervos del pecado creen tener libertad, pero en realidad son esclavos de sus vicios y de las consecuencias de sus malas decisiones. Además dañan la libertad de los que los rodean. Es el caso del drogadicto, por ejemplo. Es un esclavo de su vicio y afecta a sus seres queridos al actuar negativamente bajo el efecto de las drogas.

En cambio los que deciden ser siervos de Dios tienen una vida plena y completa. Aparentemente están restringidos por los mandamientos, pero en realidad son estos la salvaguardia de la felicidad y prosperidad de ellos. “Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos” (Sal. 119:45).

Juan 14:20-23. El que ama a Dios guarda sus mandamientos. Nótese que esta es una elección libre, y los resultados de esto solo trae beneficios para vida eterna, esto nos hace libres, por encima del ajetreo y las preocupaciones.

No así los que son esclavos del pecado, se enredan más y más en los vicios y consecuencias de sus malas decisiones y al final " la paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23).

 
En nuestra condición actual solo Cristo puede romper las cadenas que nos tienen atados "y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn. 8:32). ¿Libres de qué? De los temores, de los rencores, de una vida carente de sentido.

Gálatas 4:5-7. Cristo no nos trata como merecemos, nos trata como a hijos amados, como a herederos de promesas gloriosas. La decisión es de nosotros "Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal: " (Dt. 30:15).

Domingo 17 "Libérate de tus preocupaciones"

Nos preocupamos por un sin fin de cosas, sin embargo toda preocupación es inútil porque no logra nada ni arregla nada. También son irrazonables, porque agrandan un problema. Además las preocupaciones no son saludables, muchas enfermedades y malestares se producen por la ansiedad.

La preocupación se aprende, pero también se puede desaprender. Del salmo 23 tenemos las siguientes promesas:
1.    Dios cuidará de nosotros. (ver Isaías 40:11; Jeremías 29:11; Filipenses 4:19). Recordando que Dios suple las necesidades, no los deseos (estos pueden ser egoístas).
2.    Dios es nuestro Señor. Para esto es necesario permitir que el controle nuestra vida: tenemos que conocerlo, oír su voz y seguirlo (ver Juan 10:14,27).
3.    Considere un día a la vez. (ver Mateo 6:11,34). Al preocuparnos, no arreglamos el ayer, el mañana no lo sabemos y arruinamos el hoy.

Círculo espiritual de la no preocupación:
 
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" (Mt. 11:28-30).

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Jn. 16:33).

Lunes 18 "Sana tus emociones"

Salmo 23:3 "El confortara mi alma". Todos tenemos emociones dañadas. Estas solo fomentan el fracaso  y derivan en diversas enfermedades y malas decisiones que nos hunden más.


¿Cómo sanar esas emociones dañadas? Solo Dios puede sanar las heridas del alma. Pero a nosotros nos toca decidir ser libres en Cristo, quien nos sana de la siguiente manera:
1.    Quita nuestra culpa: La conciencia se puede endurecer a través de la negación, la racionalización o los vicios, pero esto no alivia la culpa. El perdón de Dios no se basa en nosotros, sino en lo que Cristo hace por nosotros, solo de esta forma podemos tener la conciencia tranquila (ver Proverbios 20:27; Marcos 2:10; Romanos 12:1,2; Colosenses 2:13,14).
2.    Alivia nuestra pena: Dios perdona y olvida nuestros errores que pesan en lo más profundo de nuestra alma, a nosotros nos toca arrepentirnos y aceptar el perdón de Dios (ver Salmo 31:9; Miqueas 7:18,19). Del error de David (ver 2 Samuel 11 y 12) podemos aprender:
a.    Acepto lo que no podía cambiar.
b.    Le quitó importancia a su culpa y oro por ello.
c.    Se enfocó en lo que tenía, no en lo que no tenía.
3.    Reemplaza nuestros rencores: los rencores solo hieren y destruyen, principalmente al que siente el rencor. El perdón evita mayores problemas y trae sanidad y paz (ver Mateo 6:15). El secreto es tratar a otros como Cristo nos trata a nosotros.

"Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará." (Sal. 37:5).



Martes 19 "Cristo nunca se equivoca"

Todos los días tomamos decisiones. El éxito se basa en tomar decisiones correctas. Dios quiere que caminemos por el camino correcto. La voluntad de Dios no es una receta. Para que Dios dirija nuestras vidas debemos hacer lo siguiente:
1.    Reconocer que necesitamos su dirección: Dios solo dirige a aquellos que lo desean como su pastor. El buen pastor protege y dirige (ver Salmo 25:9; Isaías 53:6; Juan 10:11).
2.    Pedir la dirección con fe: pedir, buscar y llamar. Necesitamos pedir sabiduría para que Dios  nos muestre como tomar las decisiones que debemos tomar. Debemos escoger lo bueno basados en la voluntad de Dios (ver Mateo 7:7; Santiago 1:5).
3.    Escuchar la respuesta de Dios: debemos estar cerca de Dios para que nos hable. Él se revela de muchas maneras: la mejor de ellas es a través de la Biblia. También nos dirige por medio de su Santo Espíritu,  de un sabio consejo de otras personas o a través de su providencia en los acontecimientos de nuestra vida (ver Job 33:14; Proverbios 20:30).
4.    Confié en Dios aunque no lo entienda: los caminos de Dios son mucho más grandes de lo que podamos imaginar. El ve el panorama completo y sabe que es lo mejor para nosotros, aunque esto implique a veces un camino difícil (ver Salmos 37:23,24; Proverbios 4:18).

 
No hay nadie tan malo que Dios rechace, es un Dios personal, quiere lo mejor para nosotros, tiene un maravilloso plan y propósito para nuestra vida. De nosotros depende aceptar y hacer su voluntad, de lo contrario tomaremos malas decisiones.

"En el camino de la justicia está la vida; Y en sus caminos no hay muerte." (Pr. 12:28).



Miércoles 20 "Estamos bajo la ley o bajo la gracia”


El pecado nos separa de Dios (Isaías 59:2; Romanos 3:23). Satanás ataca y confunde el plan de salvación, porque es lo único que nos permite ser salvos.

Propósito de la gracia: El ser humano es salvo por gracia (ver Romanos 3:24; 5:1; Efesios 2:8). Somos salvos por fe, y nuestra fe debe estar fundada únicamente en su Santa palabra y en lo que Cristo hizo y hace por cada uno de nosotros.

Propósito de la ley: no es salvarnos, es mostrarnos en que estamos equivocados (ver Proverbios 28:8; Mateo 5:17; Romanos 3:31; 7:7,12). Su propósito es señalarnos que estamos enfermos para darnos cuenta de que necesitamos a quien nos da perdón y gracia: Cristo Jesús.

Romanos 6:14. Estar bajo la ley se refiere a estar en la condenación de la ley, y estar bajo la gracia se refiere a que Cristo nos da vida eximiéndonos de la condenación de la ley: la muerte.

 

Santiago 2:8-12. La ley moral de los 10 mandamientos es vigente, se basa en el amor que es el principal atributo del carácter de Dios y la norma de su gobierno.

Todo lo que hacemos para Dios es porque ya somos salvos, por fidelidad y amor por Cristo. Guardar los mandamientos es una consecuencia natural de estar en relación con Dios. "El que dice que está en él, debe andar como él anduvo" (1 Jn. 2:6). Así es como estamos bajo la gracia y en armonía con la ley de Dios.



Jueves 21 "Mejor ir al funeral que a una fiesta"


Job 14:1,5, 11,12; Eclesiastés 7:1-4. El hombre desde que nace está bajo el sufrimiento por causa del pecado. Al morir todo el dolor se termina; la Biblia  enseña que al morir ya no hay conciencia de nada.

Por ello mientras hay vida es que debemos dar lo mejor de nosotros a los que amamos, mientras tenemos vida es que debemos entregarnos a Dios. La reflexión es: ¿Qué hacemos con nuestra vida?

 

Salmo 90:10, 12; Eclesiastés 12:1. Nuestra vida es muy efímera, nos invita a la reflexión. Solo Cristo nos ofrece algo duradero y que va más allá de la muerte. Por ello la devoción a Dios; la búsqueda de las cosas celestiales es lo que trasciende a esta vida, nos da esperanza y sentido.

"Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Jn. 2:17).



Viernes 22 "La viuda y el muerto"

Lucas 7:1-17. Esta mujer ahora experimentaba una soledad completa, una gran multitud se congrego en torno a ella, y en ese terrible momento se acerca Jesús y le dice: "no llores".

Solo Cristo tiene el poder de restaurar la vida, de dar esperanza en los momentos más oscuros. Ahora toda la tristeza se torna en una alegría mayor del llanto que hubo anteriormente.

 

Tras un encuentro con Jesús se puede regresar a casa tranquilamente. Solo Cristo tiene la capacidad de vencer los efectos del pecado, el vacío existencial.

"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?" (Jn. 11: 25,26). 

Sábado 23 "Jesucristo no puede ser burlado"

Mat 22:1-14. La indiferencia es lo que más lastima, es cruel, indiferente y egoísta, es de los peores males que dañan a la humanidad, basta con mirar cuantos millones de personas mueren de hambre por la indiferencia del ser humano. Esta parábola nos enseña el peligro de ser indiferentes al llamado de Dios.

El rey del universo nos invita a la hermosa fiesta espiritual de volver a ser parte de su familia (ver Juan 14:1-3). Sin embargo el ser humano no se da cuenta de que está perdido, por eso Dios continuamente nos llama, nos recuerda.

 


Ir es lo único que tenemos que hacer y usar las vestiduras de justicia que él nos da, todo ya está preparado, solo tenemos que aceptar ¿Qué más se podía hacer? Dios ya lo dio todo en la creación y doblemente en la redención. Lo único que realmente le podemos dar a Dios es nuestro amor y gratitud.

Ahora Dios suplica y llama, pero llegará el momento en que no lo hará más, no tolerará para siempre la injusticia y la indiferencia, el galardón de los que lo acepten es eterno, así como la pérdida de los que rechacen esta invitación. Hoy es el día para decidir.

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