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viernes, 1 de febrero de 2013

Las Profecías: el mensaje de Dios para su pueblo



¿Qué es una profecía?

"La raíz de la palabra profeta `nabi´ está en la palabra `naba´, que significa `proclamar´, `dar voces´, `declarar´. Por lo tanto, tal como se la usa en la Biblia, la palabra profeta describe a uno que proclama mensajes divinos. Esos mensajes pueden relacionarse con el pasado, el presente o el futuro y pueden consistir en descripciones, exhortaciones, instrucciones, consuelo o predicciones. Además el término implica la idea de ser intermediario (Ver Génesis 20:7).

La palabra castellana `profeta´ procede del griego `profétes´, una combinación de la preposición `pro´, o `en lugar de´, con el verbo `femí´, `hablar´. El profeta habla en lugar de alguien. Puede hablar al hombre en lugar de Dios, o viceversa" (Comentario bíblico Adventista págs. 352, 353).


De acuerdo a estas definiciones una profecía bíblica es la proclamación de un mensaje de Dios a través de un portavoz. 

Tipos de profecías bíblicas

A grandes rasgos podemos hablar de 2 tipos de profecías que se presentan en la Biblia: las condicionales y las no condicionales.


Las condicionales son generalmente mensajes de amonestación para atraer o evitar los juicios de Dios (ver el libro de Jonás como ejemplo) o para que se cumplan sus promesas a su pueblo (ver como ejemplo las promesas hechas al pueblo de Israel en Deuteronomio 28:1-14).


Las no condicionales son mensajes de los planes que Dios realizará independientemente de las decisiones que tomen las personas, aún a pesar de la oposición de las “huestes espirituales de maldad” (Ef. 6:12). Como ejemplo está la profecía del plan de redención (Ver Isaías 53) y el de la segunda venida de Cristo (Ver Mateo 24:30).  

El propósito de las profecías

Un propósito importante de las profecías es revelarnos la voluntad de Dios “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” (Am 3:7).


El principal propósito por el cuál Dios se comunica con la humanidad es para dar  el mensaje de salvación: “obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación” (1 P. 1:9,10).

Jesús nos dice: “Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho” (Jn. 16:4). Las profecías tienen la finalidad de fortalecer nuestra fe en Dios al contemplar la precisión con que se cumplen. 

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto” (Ap. 1:1). El señor descorre el velo de la historia en favor de su pueblo elegido para que esté preparado contra los engaños y las acechanzas del enemigo.


Y finalmente las profecías tienen este triple propósito: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.” (1 Co. 14:3).

Como reconocer a un verdadero profeta

Jesús nos insta a estar prevenidos contra los engaños: “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos” (Mr. 13:22).

Por ello debemos verificar cuándo una profecía proviene de Dios o es un engaño: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” (1 Jn. 4:1,2).


He aquí algunas pautas que nos da la Biblia para probar la veracidad de un mensajero profético:
·         No contradicen la palabra de Dios revelada en la Biblia: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Is. 8:20).
·         Su vida está en armonía con los principios de la palabra de Dios: “Así que, por sus frutos los conoceréis.” (Mt. 7:20).
·         Sus mensajes se cumplen de acuerdo a la voluntad de Dios (Ver Deuteronomio 18:20-22).

Llamado

"Todo lo que podemos conocer del gran conflicto entre el bien y el mal ha sido posible gracias a la obra de los profetas. Ellos han servido como medio de comunicación entre Dios y la humanidad" (En esto creemos pág. 204).


"Las señales de los tiempos declaran hoy que estamos en el umbral de sucesos grandes y solemnes. Todo está en agitación en el mundo. Ante nuestra vista se cumple la profecía del Salvador referente a los sucesos que precederán a su venida: `Y oiréis de guerras y rumores de guerras [...] se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares´ (Mt. 24:6,7)". (La educación pág. 179).

Las profecías de la Biblia están llegando a su final, Jesús ya viene por su pueblo, por tanto “entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (He. 3:15).


Que Dios los bendiga, posteriormente veremos algunas de estas impresionantes profecías  “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn. 20:31).

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