Actualmente hemos
dado a estas palabras un significado que en realidad no tienen. La escritura
nos ayuda a comprender cuál es su verdadero significado, pero sobre todo, cómo
podemos adquirir semejantes tesoros.
Veamos lo que dice
el capítulo 28 del libro de Job:
“Ciertamente la plata tiene sus
veneros, Y el oro lugar donde se refina. El hierro se saca del
polvo, Y de la piedra se funde el cobre. A las tinieblas ponen
término,
Y examinan todo a la perfección, Las piedras que hay en oscuridad y en
sombra de muerte. Abren minas lejos de lo habitado, En lugares olvidados,
donde el pie no pasa. Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás
hombres” (Job 28:1-4).
Estos versículos
nos hablan de cómo el hombre busca metales valiosos, para conseguirlos se
expone a lugares peligrosos, pero su afán de riqueza le hace dejar a un lado
sus temores con tal de conseguir lo que desea.
Así es la
naturaleza humana, siempre en busca de lo material, siempre con el deseo de
satisfacer lo que considera sus “grandes necesidades”, no le importa exponerse
al peligro o incluso la muerte en su búsqueda por encontrar lo que considera
valioso.
Vivimos engañados
en un mundo donde el materialismo gobierna nuestras vidas, mas esto no es lo
que realmente el hombre necesita…
“De la tierra nace el pan, Y debajo de
ella está como convertida en fuego. Lugar hay cuyas piedras son
zafiro, Y sus polvos de oro. Senda que nunca la conoció ave, Ni
ojo de buitre la vio; Nunca la pisaron animales fieros, Ni león pasó
por ella. En el pedernal puso su mano, Y trastornó de raíz los
montes. De los peñascos cortó ríos, Y sus ojos vieron todo lo
preciado. Detuvo los ríos en su nacimiento,
E hizo salir a luz lo escondido” (Job 28:5-11).
Para conseguir
aquello que considera valioso hace lo inimaginable, busca en los lugares más inhóspitos
y ocultos con tal de encontrar sus tesoros, no descansa, no desiste, los obstáculos
que parecen infranqueables son superados, nada lo detiene…
“Mas ¿dónde se hallará la
sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia?” (Job 28:12).
El texto da ahora
un giro dramático, vemos al hombre empecinado en trastornar la naturaleza para
arrancarle sus tesoros, pero… ¿Dónde hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar
de la inteligencia? Si existiera un lugar sobre la tierra donde se pudieran
encontrar semejantes tesoros ¿el hombre los buscaría como busca el oro, la
plata o las piedras preciosas?
“No conoce su valor el hombre, Ni se
halla en la tierra de los vivientes. El abismo dice: No está en mí; Y
el mar dijo: Ni conmigo” (Job 28:13,14).
El hombre no tiene
idea de lo que la sabiduría y la inteligencia significan, por lo mismo
desconoce completamente cuál es su valor verdadero, estos bienes no se encuentran
sobre la tierra, no existe un lugar físico donde el hombre pueda encontrarlos…
“No se dará por oro, Ni su precio
será a peso de plata. No puede ser apreciada con oro de Ofir, Ni con
ónice precioso, ni con zafiro. El oro no se le igualará, ni el
diamante, Ni se cambiará por alhajas de oro fino. No se hará mención
de coral ni de perlas; La sabiduría es mejor que las piedras
preciosas. No se igualará con ella topacio de Etiopía; No se podrá
apreciar con oro fino” (Job 28:15-19).
Su valor supera
infinitamente cualquier otro tesoro, no existe ninguna riqueza que pueda adquirirlos,
y aun siendo la sabiduría y la inteligencia tan valiosos el hombre
sencillamente desconoce su existencia…
“¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está
el lugar de la inteligencia? Porque encubierta está a los ojos de todo
viviente, Y a toda ave del cielo es oculta. El Abadón y la muerte
dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos”
(Job 28:20-22).
Siendo tan
valiosos y tan deseables el hombre debería clamar por conseguirlos, pero no son
tesoros que están a la vista, porque estos grandes bienes no son palpables…
“Dios entiende el camino de ella, Y conoce
su lugar. Porque él mira hasta los fines de la tierra, Y ve cuanto
hay bajo los cielos. Al dar peso al viento, Y poner las aguas por
medida; Cuando él dio ley a la lluvia, Y camino al relámpago de los
truenos, Entonces la veía él, y la manifestaba; La preparó y la
descubrió también” (Job 28:23-27).
Sólo Dios conoce
donde están la sabiduría y la inteligencia. En realidad, sólo Él puede verlos
en su verdadera dimensión y sólo Él conoce su verdadero valor. Es Dios el único
que puede manifestarlos al hombre y este para adquirirlos debe volver su mirada
de las cosas materiales para levantar su vista hacía las cosas espirituales…
“Y dijo al hombre: He aquí que el temor
del Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal, la inteligencia” (Job 28:28).
Ahora se descubre
ante nosotros cuál es el verdadero significado de estas palabras y porque son
consideradas tan valiosas: El temor del Señor, esto es, el conocimiento de
Dios, es la sabiduría. ¿Qué puede ser más valioso que conocer a Dios? Conocer
su carácter, sus principios, su ley, su justicia, su fuerza y poder…
¿Qué puede ser más
grande que esto? Conocer a Dios nos hará salir de las tinieblas en las cuales
nos encontramos, conoceremos entonces que es el Bien y nos daremos cuenta que
nosotros sólo hemos practicado el mal, y es en este punto donde entra la
inteligencia, de nada sirve conocer a Dios si no deseo apartarme de lo malo, la
inteligencia debe ir ligada siempre a la sabiduría, la inteligencia es
apartarse de nuestros malos caminos y vivir una nueva vida en Cristo.
Las verdaderas
riquezas no son materiales, sino espirituales, y nos llevan hacia la vida
eterna. ¿Deseas tú conocer la sabiduría y obtener la inteligencia?