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jueves, 29 de agosto de 2013

En las manos del maestro



¿Te has sentido olvidado? ¿Sin valor en este mundo? ¿Piensas que no eres importante?  ¿Sientes que solo te han utilizado y luego desechado? Analiza esta reflexión:


Nuestra vida es semejante a la de este violín, a veces la vida nos ha golpeado y hemos sido menospreciados.

Imaginemos un poco como se habrá sentido el fabricante del violín al ver su creación en la cual había dedicado tanto tiempo siendo vendido por solo 3 dólares. No pudo permanecer inmóvil. ¡Tenía que darle su verdadero valor a su creación!

El valor de nuestras vidas es mucho más valioso que los 3mil dólares que se pagaron por este violín, porque el divino maestro que formo las vastas galaxias y los innumerables mundos es el mismo que nos ha formado:

Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio” (Is. 40:26).


Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien” (Sal. 139:13,14).

Somos muy valiosos porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios (Ver Génesis 1:27). Y más aún, valemos mucho más por el sacrificio de Cristo en la cruz.

Así como el fabricante no permaneció inmóvil al ver menospreciado su violín, así Dios no podía quedarse sin hacer nada al ver como sufrían sus hijos en este mundo. No se pagó el precio de nuestras vidas con las innumerables maravillas del vasto universo sino con la Sangre del divino maestro. Dios no escatimó nada para restaurarnos, para darnos el verdadero valor que tenemos  (Ver Filipenses 2:5-8).

Nuestra existencia se “desafina” y “se empolva” por el pecado. Muchos viven una vida sin sentido “arrumbados como el viejo violín”, ocultados por los vicios, los placeres, los afanes de esta vida, las derrotas, la tristeza, los rencores; y no pueden tocar la bella melodía de una vida transformada por el maestro.


Como el violín no podía restaurarse a sí mismo, tampoco nosotros podremos afinarnos y arreglarnos por nosotros mismos, necesitamos que el maestro afine las cuerdas de nuestra existencia y nos limpie del polvo del pecado, y entonces estaremos en armonía con el divino maestro.

¿Quieres que tu vida cobre su verdadero valor y significado? Permite que el toque maravilloso de Cristo cambie tu existencia, el divino maestro es capaz de restaurar la felicidad y la prosperidad en tu vida:

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jer. 29:11).

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