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jueves, 20 de junio de 2013

“Si hubieras estado aquí mi hermano no fuera muerto”



Jesús aprecia la hospitalidad

Jesús amaba en forma especial a los 3 hermanos de Betania, Lázaro, Martha y María. En su condición humana Jesús necesitaba el afecto y la compañía de sus amigos, así como cada uno de nosotros:


Jesús hallaba con frecuencia descanso en el hogar de Lázaro. El Salvador no tenía hogar propio; dependía de la hospitalidad de sus amigos y discípulos; y con frecuencia, cuando estaba cansado y sediento de compañía humana, le era grato refugiarse en ese hogar apacible […] Allí encontraba una sincera bienvenida y amistad pura y santa. Allí podía hablar con sencillez y perfecta libertad, sabiendo que sus palabras serían comprendidas y atesoradas”.

Así nuestros hogares deben ser oasis en medio del desierto de la vida. En el mundo hay muchas personas que necesitan la simpatía y el refugio de una sincera amistad. Cuán diferente sería nuestra sociedad si en cada lugar se apreciará la compañía humana.

A los pies de Jesucristo



Mientras Cristo daba sus lecciones maravillosas, María se sentaba a sus pies, escuchándole con reverencia y devoción”.

Si hubo alguien que verdaderamente amaba a Jesús fue esta mujer. Su destino estaba oscurecido y condenado antes de conocer a nuestro maravilloso Salvador. Ella tenía 7 demonios (Marcos 16:9; Lucas 8:2), vivía en pecado y por ello iba a morir.

Pero Jesús le dijo: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Ver Juan 8:3-11). Cuándo sus discípulos huyeron ella permaneció al lado de Cristo (Marcos 14:50; Juan 19:25) y fue la primera en buscar a Jesús cuando resucito y en verlo (Juan 20:1, 11-18).

Ella entendió una valiosa lección que cada uno de nosotros debe entender <<al que mucho se le perdona, mucho amor muestra>> y lo demostró con acciones: <<compró un perfume muy caro y ungió a Jesús, porque lo amaba con todas sus fuerzas, con toda su existencia>> (Ver Lucas 7:36-50).

María atesoraba en su mente las preciosas palabras que caían de los labios del Salvador, palabras que eran más preciosas para ella que las joyas más costosas de esta tierra […] Jesús quiere enseñar a sus hijos a aprovechar toda oportunidad de obtener el conocimiento que los hará sabios para la salvación”. 

Si amaramos como amó María, si apreciáramos las palabras de Jesús como ella lo hizo, tendríamos vidas llenas de amor y esperanza. Al igual que ella Jesús nos a perdonado mucho ¿Seremos agradecidos y lo amaremos como esta extraordinaria mujer?

La aflicción llegó al hogar de Betania

Y a pesar del tierno amor de María “El pesar penetró en el apacible hogar donde Jesús había descansado. Lázaro fue herido por una enfermedad repentina, y sus hermanas mandaron llamar al Salvador diciendo: Señor, he aquí, el que amas está enfermo”.


Ansiosamente esperaron noticias de Jesús. Mientras había una chispa de vida en su hermano, oraron y esperaron la venida de Jesús. Pero el mensajero volvió sin él […] Cuando Lázaro murió, se quedaron amargamente desilusionadas; pero sentían la gracia sostenedora de Cristo, y esto les impidió culpar en forma alguna al Salvador”.

Cuando Cristo oyó el mensaje, los discípulos pensaron que lo había recibido fríamente. No manifestó el pesar que ellos esperaban de él. […] Permaneció dos días en el lugar donde estaba. Esta dilación era un misterio para los discípulos. De cuánto consuelo sería su presencia para la familia afligida, pensaban. Era bien conocido por los discípulos su intenso afecto hacia esa familia de Betania, y ellos se sorprendían al ver que no respondía

Hay momentos en nuestra vida por las cuales pasamos momentos muy difíciles, y nos preguntamos si Jesús se preocupa por lo que estamos pasando. Y así vienen las dudas, la perplejidad. Estos son los momentos que Satanás utiliza para perdernos, para hacernos renegar de Dios y alejarnos del único que puede darnos Salvación.

El ser fieles seguidores de Jesús no los eximió del momento de prueba y aflicción. Los fieles hijos de Dios también pasan por momentos tristes, no obstante no están solos en el momento de prueba. El ojo infinito de Dios está al pendiente de ellos y los consuela por medio de las circunstancias y a través de su Santo Espíritu (Filipenses 2:1,2).

El propósito de Jesús

Este aparente silencio de Jesús tenía un propósito maravilloso en la vida de estos hermanos de Betania, y también tiene un propósito maravilloso para ti que estás pasando momentos difíciles:

Cristo presenta a sus hijos creyentes la muerte como un sueño. Su vida está oculta con Cristo en Dios […] Aparentemente había dejado solas a Marta y María, así como al moribundo Lázaro. Pero no estaban solos. Cristo contemplaba toda la escena, y después de la muerte de Lázaro las enlutadas hermanas fueron sostenidas por su gracia. Jesús presenció el pesar de sus corazones desgarrados, mientras su hermano luchaba con su poderoso enemigo la muerte. Sintió los trances de su angustia”.

Permitió que Lázaro muriese. Si le hubiese devuelto la salud cuando estaba enfermo, el milagro que llegó a ser la evidencia más positiva de su carácter divino, no se habría realizado”.



Permitió que Lázaro pasase bajo el dominio de la muerte; y las hermanas apenadas vieron a su hermano puesto en la tumba. Cristo sabía que mientras mirasen el rostro muerto de su hermano, su fe en el Redentor sería probada severamente. Pero sabía que a causa de la lucha por la cual estaban pasando ahora, su fe resplandecería con fuerza mucho mayor. Permitió todos los dolores y penas que soportaron. Su tardanza no indicaba que las amase menos, pero sabía que para ellas, para Lázaro, para él mismo y para sus discípulos, había de ganarse una victoria”.

A todos los que tantean para sentir la mano guiadora de Dios, el momento de mayor desaliento es cuando más cerca está la ayuda divina. Mirarán atrás con agradecimiento, a la parte más obscura del camino. ‘Sabe el Señor librar de tentación a los píos’ (2 Pedro 2:9). Salen de toda tentación y prueba con una fe más firme y una experiencia más rica

Al demorar en venir a Lázaro, Jesús tenía un propósito de misericordia para con los que no le habían recibido. Tardó, a fin de que al resucitar a Lázaro pudiese dar a su pueblo obstinado e incrédulo, otra evidencia de que él era de veras la resurrección y la vida

En los momentos más difíciles es cuando Dios manifiesta su gracia con mayor fuerza. Estos son momentos en los que podemos decidir crecer como personas y aprender de la experiencia para ayudarnos a nosotros mismos y a otros, o podemos decidir que el orgullo y el rencor nos dominen y destruirnos a nosotros mismos y a otros. Jesús es vida, y en la medida que estamos cerca de él somos vivificados y renovados, independientemente de las circunstancias.

El encuentro con Jesús

En su viaje a Betania […] Cristo no entró en seguida en la casa, sino que permaneció en un lugar tranquilo al lado del camino. Marta se apresuró a ir al encuentro de Jesús, con el corazón agitado por encontradas emociones. En el rostro expresivo de él, leyó ella la misma ternura y amor que siempre había habido allí. Su confianza en él no había variado, pero recordaba a su amado hermano a quien Jesús también amaba. Con el pesar que brotaba de su corazón porque Cristo no había venido antes y, sin embargo, con la esperanza de que aun ahora podría hacer algo para consolarlas, dijo -Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no fuera muerto-”.




Con compasión humana y divina, Jesús miró el rostro entristecido y acongojado de Marta. Jesús declaró: -Yo soy la resurrección y la vida- En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra. El milagro que Cristo estaba por realizar, al resucitar a Lázaro de los muertos, representaría la resurrección de todos los justos muertos

Y llamó en secreto a María su hermana, diciendo -El Maestro está aquí y te llama-. Al recibir el mensaje, María se levantó apresuradamente y con mirada y rostro anhelantes salió de la pieza. Cuando llegó al lugar donde Jesús estaba, se postró a sus pies y dijo con labios temblorosos - Señor, si hubieras estado aquí, no  fuera muerto mi hermano-

Era una escena triste. Lázaro había sido muy querido, y sus hermanas le lloraban con corazones quebrantados, mientras que los que habían sido sus amigos mezclaban sus lágrimas con las de la hermanas enlutadas. A la vista de esta angustia humana, y por el hecho de que los amigos afligidos pudiesen llorar a sus muertos mientras el Salvador del mundo estaba al lado, ‘lloró Jesús’. Aunque era Hijo de Dios, había tomado sobre sí la naturaleza humana y le conmovía el pesar humano. Su corazón compasivo y tierno se conmueve siempre de simpatía hacia los dolientes. Llora con los que lloran y se regocija con los que se regocijan”.

Quitad la piedra

-Quitad la piedra- dijo Cristo. En cuanto sea posible, preparad el camino para mi obra […] El corazón humano es tardo para comprender las palabras de Cristo […] podría haber ordenado a la piedra que se apartase, y habría obedecido a su voz. Podría haber ordenado a los ángeles que estaban a su lado que la sacasen […] Pero había de ser sacada por manos humanas. Así Cristo quería mostrar que la humanidad ha de cooperar con la divinidad. No se pide al poder divino que haga lo que el poder humano puede hacer. Dios no hace a un lado la ayuda del hombre. Le fortalece y coopera con él mientras emplea las facultades y capacidades que se le dan”.



Y habiendo dicho estas cosas, clamó a gran voz- Lázaro, ven fuera-. Su voz, clara y penetrante, entra en los oídos del muerto. Lázaro queda libre, y está de pie ante la congregación, no demacrado por la enfermedad, ni con miembros débiles y temblorosos, sino como un hombre en la flor de la vida, provisto de una noble virilidad. Sus ojos brillan de inteligencia y de amor por su Salvador. Se arroja a los pies de Jesús para adorarle”.



Los espectadores quedan al principio mudos de asombro. Luego sigue una inefable escena de regocijo y agradecimiento. Las hermanas reciben a su hermano vuelto a la vida como el don de Dios, y con lágrimas de gozo expresan en forma entrecortada su agradecimiento al Salvador”.

Jesús triunfó sobre la muerte, que es el mayor enemigo que tenemos los seres humanos y así como tenía un bello propósito en la vidas de estos 3 hermanos de Betania él tiene un brillante futuro para cada uno de nosotros ¿Dejaremos que ese propósito eterno se cumpla al entregarle nuestra vida al Señor?

Esta reflexión está basada en Juan 11:1-45 y el capítulo 58 del libro “El Deseado de todas las gentes” de Ellen G. White.


Si desea ver este tema como presentación lo puede hacer en el siguiente link:
 

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