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jueves, 24 de abril de 2014

Creación en el Nuevo Testamento



Introducción

Las Escrituras tratan las cuestiones más importantes para los seres humanos: ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde iremos? ¿Por qué estamos aquí? Y aunque el Nuevo Testamento habla sobre las buenas noticias de la salvación y señala a un futuro maravilloso para los que elijan seguir a Cristo, también hace referencia a la Creación.

Referencias a la Creación en el Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento hace referencia a la Creación con bastante frecuencia. El mayor énfasis en la creación se encuentra en las epístolas a los Romanos y a los Hebreos, así como en el libro del Apocalipsis (ver Romanos 1:20,23,25-27; 4:17; 5:12, 14, 17-19; 8:19-22,39; 11:36; Hebreos 1:2,10; 4:4,10,13; 6:7-8; 9:26; 11:3,4,5,7; 12:24,27; Apocalipsis 2:7; 12:9,17; 17:8; 20:1,3,11; 21;22).

En los textos del Nuevo Testamento que tratan sobre la Creación encontramos frases como “desde la fundación del mundo” (Mt. 13:35; Lc. 11:50; He. 4:3; 9:26; 1 Pe. 1:20; Ap. 13:8, etc). Además las palabras ktisis (“creación,” “lo que es creado” “criatura”), ktisma (“lo que es creado,” “criatura”), ktizō (“crear,” “hacer”) se utilizan 38 veces y acentúan la importancia del concepto de la Creación en el Nuevo Testamento.

La frase “de la fundación (katabolē) del mundo” (Mateo 25:34; Lucas 11:50) y la frase relacionada “antes de la fundación (katabolē) del mundo” (Juan 17:24) usadas por Jesús, describen los acontecimientos que han ocurrido desde la Creación o los acontecimientos que ocurrieron antes de la creación del mundo. La palabra katabolē se puede traducir como “fundación” “principio” y en cierto grado como “creación”. Estas frases se refieren al principio de la creación entera según lo descrito en Génesis 1 y no simplemente a la creación de la humanidad. Esta familia de palabras describe lo que Dios ha creado en el principio. Sin embargo, la creación no se limita a esta Tierra o al Sistema Solar (ver Apocalipsis 5:13).


El primogénito de toda la creación” (Col. 1:15) y “el principio de la creación de Dios” (Ap. 3:14) es Jesús. En Cristo, podemos llegar a ser “una nueva criatura” (ver 2 Corintios 5:17; Gálatas 6:15; Efesios 2:10). De este modo, el término “crear”, además de su significado original, tiene una dimensión en la vida espiritual de las personas.

Los textos del Nuevo Testamento sobre la Creación asumen que se entiende literalmente. Dios creó los cielos, la Tierra, las diversas plantas y otros seres. Sin embargo, la Creación abarca mucho más: Jesús ha creado su iglesia, gente se ha convertido en una nueva creación.

Referencias directas de Jesús a la Creación

Jesús hace referencia a la Creación en los evangelios (ver Mateo 19:4,5; 25:34; Marcos 2:27; 10:6,7-8; 13:19; 16:15; Lucas 11:50, y Juan 17:24). La proclamación del evangelio se dirige a todos los seres humanos (Marcos 16:15). Jesús muestra que todos los seres humanos son creados por Dios, tienen un valor intrínseco, y son propiedad de Dios. Como tales merecen oír el Evangelio y ser salvados.

Marcos 2:27,28 hace referencia al cuarto mandamiento en Éxodo 20:8-11 donde el sábado aparece ligado a la Creación. Sin embargo, la Creación aparece por sí misma en Marcos 2. Según Jesús el sábado es una creación de Dios al igual que la humanidad. El propósito del sábado es ser una bendición para la humanidad. Es un texto notable en el cual Jesús mismo mantiene la afirmación de ser el Creador de la humanidad y del sábado.


En Mateo 19:1-12 Jesús declara que Dios creó la primera pareja, Adán y Eva. La distinción de géneros fue establecida por Dios. Jesús afirma el relato de la Creación. Él entiende Génesis 1 y 2 literalmente. Al hacer hincapié en que solamente 2 seres del sexo opuesto se convierten en uno, Jesús rechaza la poligamia así como la homosexualidad. Obviamente, para Jesús el relato de la Creación era no sólo descriptivo sino también preceptivo y determina el comportamiento ético y moral.

Jesús aceptó la Biblia de su época como la palabra de Dios, la cual tiene autoridad y es confiable. En ella se habla de la Creación y el diluvio como hechos verdaderos. Jesús no evidenció duda alguna sobre las Escrituras, sino que manifestó que “las Escrituras no se pueden anular” (Juan 10:35). Él confió en las Escrituras incluso en los momentos más desafiantes de su vida.

La Creación sucedió en un momento definido. Hubo un principio, y éste es la semana de la creación que incluye las actividades creativas de Dios descritas en Génesis 1 y 2 y el establecimiento del sábado.

Jesucristo como el Creador

El Nuevo Testamento afirma en varias ocasiones que Jesús es Dios, que él existe para siempre, y que se encarnó como humano. Como tal vivió entre nosotros, murió una muerte vergonzosa y dolorosa en nuestro lugar, fue levantado de entre los muertos y llevado el cielo. Ahora sirve como nuestro Sumo Sacerdote y volverá como rey de reyes para llevar a los salvados a su hogar. Pero además de todas estas funciones Jesús es descrito como el Creador y el Sostenedor de la Creación entera.

Pasajes cruciales del Nuevo Testamento hacen hincapié en que Jesús es el Creador (Juan 1:3; Hechos 4:24; 14:15; 17:24,26; Romanos 1:25; Colosenses 1:15-16; Hebreos 1:2,10; 1Pedro 4:19). Estos textos excluyen a Jesús del reino de los seres creados. De hecho, todas las cosas y todos los seres han sido creados a través de él. Además, la perspectiva cósmica que incluye más que la creación de la Tierra se explica muy claramente en Colosenses 1.


Juan 1:1-4 retrata a Jesús como la Palabra, como Dios, el Creador, y la vida. La creación se expresa en varias maneras:
(1) Esta Palabra existió “en el principio,” un recordatorio de Génesis 1:1.
(2) El trasfondo del Antiguo Testamento aparece parcialmente al menos en Salmos 33:6,9. Jesús es esa Palabra creadora de Dios.
(3) Juan nos dice explícitamente que todas las cosas vinieron a la existencia a través de él.

Colosenses 1:15-20 es un extenso himno cristológico. La primera parte enfatiza a Jesús como Creador (versos 15-16) y se corresponde con la última parte (versos 18-20), en la cual Jesús es el reconciliador. La misma persona que ha creado todas las cosas puede reconciliar todas las cosas a través de la sangre que vertió en la cruz. Por lo tanto, es incoherente afirmar que Jesús nos ha salvado una vez y para siempre por medio de su muerte en la cruz, un corto acontecimiento en la historia, y al mismo tiempo mantener que él nos ha creado por medio de un proceso evolutivo que requirió millones o miles de millones de años.

Apóstol Pablo y la Creación

Pablo proclamó al “Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo el que hay en ellos” (Hechos 14:15), lo cual es probablemente una referencia al mandamiento del sábado (Éxodo 20:11). Este Dios “hizo todo el linaje de los hombres” (Hechos 17:26).

En Romanos 5 Pablo menciona a Adán por nombre y discute las consecuencias de su pecado pero también el don de la salvación en Cristo Jesús. “En Adán todos mueren” pero “en Cristo todos serán vueltos a la vida” (1Corintios 15:22). La Creación gime y sufre y desea ser librada “de la esclavitud de la corrupción” mientras que los cristianos esperan con impaciencia la salvación final (Romanos 8:18-23).

Pablo cita 2 veces Génesis 2:24, una vez cuando advierte contra la inmoralidad sexual (1Corintios 6:16) y otra cuando trata sobre la relación entre el marido y la esposa, la cual se convierte en un símbolo de la relación entre Cristo y su iglesia (Efesios 5:31).


En Hebreos 11:3 se indica: “por la fe entendemos que los mundos fueron formados por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía”. Pablo por inspiración divina contribuye en demostrar que  Jesús es el Creador.

Apóstol Juan y la Creación

Juan insiste en precisar que Jesús es el Creador. Las alusiones a la Creación abundan en el libro del Apocalipsis. Todas las cosas son creadas por Dios (Apocalipsis 4:11). Dios “creó el cielo y cuanto hay en él, la tierra y cuanto hay en ella, y el mar y cuanto hay en él” (Apocalipsis 10:6). A la humanidad se le pide “adorad al que hizo el cielo y la Tierra, el mar y las fuentes de la aguas” (Apocalipsis 14:7). Ambos textos señalan no sólo a la Creación sino que también pueden referirse al cuarto mandamiento (Éxodo 20:11).


El árbol de la vida (Apocalipsis 2:7; 22:2,19) y las fuentes del agua de vida (21:6) así como la serpiente (Apocalipsis 12:9,17; 20:2) nos recuerdan el paraíso original (Génesis 2:9-10; 3:1, 3, 14, 22, 24). Mientras que Apocalipsis 21-22 señalan a la Nueva Jerusalén, los cielos y la Tierra nuevos, una nueva Creación.

Conclusiones

El Nuevo Testamento conecta el matrimonio y el sábado al relato de la Creación. Ambas instituciones reciben mucho de su significado del texto del Génesis. Sin la conexión a la Creación estas 2 instituciones pueden perder su carácter permanente y su gran valor en la construcción de la sociedad y en hacerla más humana.

El Nuevo Testamento nos presenta a Jesús como el Creador, el autor y consumador de la salvación. No podemos separar la salvación de la Creación ambos son atributos eternos de Dios.

La Creación de Dios es más amplia que la creación de nuestro planeta. También está ocurriendo en la reconstrucción del ser humano, la creación de la iglesia de Cristo, y la nueva creación después del Milenio. Sin embargo todos dependen de una lectura literal de Génesis 1 y 2.

Los autores del Nuevo Testamento siguieron los pasos de su maestro. Para ellos la Escritura era digna de confianza, incluyendo el relato de la Creación. Al aceptar el nombre “cristiano” reconocemos que tenemos la intención de seguir a Cristo en su comprensión e interpretación de la Escritura.


El testimonio del Nuevo Testamento sobre la Creación no es solamente informativo. Es normativo para los seguidores de Cristo de hoy, y el mensaje de la Creación es parte del último mensaje de Dios a este mundo: “¡Reverenciad a Dios, y dadle honra, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adorad al que hizo el cielo y la Tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Ap. 14:7).

Artículo original del Dr. Ekkehardt Mueller. Este es un resumen preparado para los lectores de este Blog.


martes, 8 de abril de 2014

¿Se preocupa Dios realmente?



Preguntas dolorosas

Dios es todopoderoso. El mundo tiene muchos problemas, preocupaciones, penas y tragedias. ¿Por qué no hace Dios algo al respecto?

Por ejemplo, se dice de Cristo que es el gran Médico. ¿Por qué permite que tantas personas sufran y mueran de cáncer? Se lo llama también el “Príncipe de paz”. ¿Por qué permite que miles de inocentes, incluso niñitos, sufran las torturas y los horrores de la guerra? Cristo dice también: “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). ¿Por qué permite que millones de personas sufran de hambre y pobreza?


Quizá no sean preguntas agradables, pero requieren una respuesta. La mayoría de las personas necesita una respuesta, y una respuesta que no se demore. La Biblia no evade esas cuestiones. Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz. Es la transgresión de la ley de Dios (la ley de amor) lo que ha traído la desgracia y la muerte. No obstante, aún en medio del sufrimiento que resulta del pecado, se revela el amor de Dios.

Si Él cuida de las aves cuidará también de mí

Para Dios no existe nada imposible (ver Génesis 18:14; Jeremías 32:17). Siendo así, nos cuestionamos como el salmista “¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?” (Sal. 10:1).

No obstante podemos estar seguros de que Dios cuida realmente de cada persona “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen” (Sal. 34:7-9).

Dios vela por toda su creación, cuida aún a las pequeñas aves (ver Mateo 6:26; 10:29-31). “Jesús dirigió la atención de sus oyentes a las aves que modulaban sus alegres cantos, libres de congojas, porque, si bien “no siembran, ni siegan‟, el gran Padre las provee de todo lo necesario. Luego preguntó: ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? (El discurso maestro de Jesucristo, p. 81).

Este mensaje de esperanza está perfectamente ilustrado en el himno 424 ¿Cómo podré estar triste?

¿Cuál es la causa real de los problemas del mundo?

Jesús compara la existencia en este mundo con un campo en el cuál se “sembró buena semilla” pero llega un malvado y siembra también cizaña (ver Mateo 13:24-30). Leemos en Génesis que “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). 


Pero el enemigo trajo el descontento y la rebelión a la Tierra (ver Apocalipsis 12:7-9; Lucas 10:18; Génesis 3; Mateo 13:38, 39). Esta es la verdadera causa por la cual hay tantos males en el mundo.

La esencia del pecado

Dios creó a Lucifer perfecto, pero con libertad de elección, lamentablemente eligió lo malo (ver Ezequiel 28:14, 15). “El pecado se originó en el cielo en la mente de Lucifer. La Biblia no explica cómo es que el pecado pudo originarse en un ser perfecto, porque es inexplicable. Por lo tanto, se lo presenta como `el misterio de iniquidad´” (Fundamentals of the Everlasting Gospel, p. 2).


La esencia del pecado de Lucifer fue la exaltación de sí mismo (ver Isaías 14:12-14). Por consiguiente, el “yo” es el principio subyacente en el pecado. Está en completa oposición con el principio del gobierno de Dios, que se funda en el amor (ver 1 Juan 4:7, 8). El pecado, por lo tanto, consiste en la rebelión contra Dios.

Según 1 Corintios 13:4, 5, el “yo” está ausente en el verdadero amor (“ágape” en griego). En el corazón de todo pecado está la codicia (Rom. 7:7). En el cielo, Lucifer (quien se convirtió en Satanás) codició la posición de Cristo, lo que lo condujo al deseo de asesinarlo con el objeto de deshacerse de él (Jn. 8:44).

¿Cuál es nuestra defensa contra el poder engañador de Satanás?

Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Jn. 8:32, 36).


El conocimiento de las Escrituras desvela ante nosotros la obra de Satanás, oculta para la mayor parte de las personas. Revela asimismo el amor de Dios y su triunfo final. No hubo otra manera mejor de poner fin a la rebelión de Satanás, que exponer plenamente su odioso carácter. Sólo así podía Dios ganar la lealtad sincera del universo entero. Dios ganará la guerra, pero lo hará por el amor y no por el engaño.

¿Qué debemos hacer en el mundo hasta que Cristo vuelva?

De igual forma en que la sal debe impregnar aquello que se espera que preserve, nosotros debemos ser luz en el mundo (ver Mateo 5:13, 16).

“El sabor de la sal representa la fuerza vital del cristiano, el amor de Jesús en el corazón, la justicia de Cristo que compenetra la vida. El amor de Cristo es difusivo y agresivo. Si está en nosotros, se extenderá a los demás” (El discurso maestro de Jesucristo, p. 34).


“El amor al Señor Jesús se manifestará por el deseo de trabajar como él trabajó, para beneficiar y elevar la humanidad. Nos inspirará amor, ternura y simpatía por todas las criaturas que gozan del cuidado de nuestro Padre celestial” (El camino a Cristo, p. 78).

Haremos como Jesús habría hecho, si estuviera ahora aquí. Somos su cuerpo. Nosotros somos sus manos.

¿Qué está haciendo ahora Dios para auxiliar al ser humano?

Sabemos que la maldad ha alcanzado a “todos los hombres”. Pero “así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.” (Rom. 5:18, 21). El Señor Jesús nos da la oportunidad de tener vida eterna, de vencer en su nombre al enemigo y de no perecer en este mundo de pecado y dolor.

Por medio de las buenas nuevas del evangelio tenemos la bendita esperanza de ser triunfadores en esta vida y sobre todo vivir en una Tierra nueva sin sufrimiento y dolor al lado de nuestros seres amados que alcancen la victoria y en compañía de Dios y de sus ángeles (ver Apocalipsis 21:4-7).

Este evangelio es para todos sin excepciones (ver Romanos 10:12, 13, 17, 18) el único requisito es aceptarlo y amar supremamente por encima de todo al Salvador Cristo Jesús.


“El Padre nos ama, no por causa del gran sacrificio, sino que él proveyó el gran sacrificio porque nos ama. Cristo fue el medio por el cual el Padre pudo derramar su amor infinito sobre un mundo caído. `Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo´ (2 Cor. 5:19). Dios sufrió con su Hijo. En la agonía del Getsemaní, en la muerte del Calvario, el corazón del amor infinito pagó el precio de nuestra redención” (Happiness digest, p. 13 y 14).

Allí donde Satanás esté a la obra de sembrar mala simiente, allí está Cristo mediante su Espíritu Santo, para contrarrestar el poder de Satanás. Todos, bondadosos e impíos por igual, lo deben todo a Cristo. Uno puede odiar al Señor y estar dispuesto a crucificarlo de nuevo, pero aun así, debe su vida, con todo lo que es y tiene, a lo que Cristo hizo por él en su eterno sacrificio demostrado en el Calvario.