Ahora queremos
dejar a disposición de los laicos de la iglesia el siguiente estudio bíblico
escrito por el pastor José Luis Jiménez S. Director de Ministerios Personales Unión
Mexicana del Norte.
Este estudio es
para seguir fomentando la preparación de nuestros laicos y es el 6° recurso de
capacitación para laicos de este año.
Este estudio ya no
es fácil de conseguir puesto que ha dejado de publicarse, pero los laicos de
portales lo ponemos ahora a disposición de todo aquel que necesite este
recurso.
Que Dios bendiga a
todos los que con sinceridad lo buscan.
Jesús amaba en
forma especial a los 3 hermanos de Betania, Lázaro, Martha y María. En su
condición humana Jesús necesitaba el afecto y la compañía de sus amigos, así
como cada uno de nosotros:
“Jesús hallaba con frecuencia descanso en el
hogar de Lázaro. El Salvador no tenía hogar propio; dependía de la hospitalidad
de sus amigos y discípulos; y con frecuencia, cuando estaba cansado y sediento
de compañía humana, le era grato refugiarse en ese hogar apacible […] Allí
encontraba una sincera bienvenida y amistad pura y santa. Allí podía hablar con
sencillez y perfecta libertad, sabiendo que sus palabras serían comprendidas y
atesoradas”.
Así nuestros
hogares deben ser oasis en medio del desierto de la vida. En el mundo hay
muchas personas que necesitan la simpatía y el refugio de una sincera amistad.
Cuán diferente sería nuestra sociedad si en cada lugar se apreciará la compañía
humana.
A
los pies de Jesucristo
“Mientras Cristo daba sus lecciones
maravillosas, María se sentaba a sus pies, escuchándole con reverencia y
devoción”.
Si hubo alguien que
verdaderamente amaba a Jesús fue esta mujer. Su destino estaba oscurecido y
condenado antes de conocer a nuestro maravilloso Salvador. Ella tenía 7
demonios (Marcos 16:9; Lucas 8:2), vivía en pecado y por ello iba a morir.
Pero Jesús le dijo:
“Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Ver Juan 8:3-11). Cuándo sus
discípulos huyeron ella permaneció al lado de Cristo (Marcos 14:50; Juan 19:25)
y fue la primera en buscar a Jesús cuando resucito y en verlo (Juan 20:1,
11-18).
Ella entendió una
valiosa lección que cada uno de nosotros debe entender <<al que mucho se le perdona, mucho amor muestra>> y lo
demostró con acciones: <<compró un perfume muy caro y ungió a Jesús,
porque lo amaba con todas sus fuerzas,
con toda su existencia>> (Ver Lucas 7:36-50).
“María atesoraba en su mente las preciosas
palabras que caían de los labios del Salvador, palabras que eran más preciosas
para ella que las joyas más costosas de esta tierra […] Jesús quiere enseñar a
sus hijos a aprovechar toda oportunidad de obtener el conocimiento que los hará
sabios para la salvación”.
Si amaramos como amó
María, si apreciáramos las palabras de Jesús como ella lo hizo, tendríamos
vidas llenas de amor y esperanza. Al igual que ella Jesús nos a perdonado mucho
¿Seremos agradecidos y lo amaremos como esta extraordinaria mujer?
La
aflicción llegó al hogar de Betania
Y a pesar del tierno
amor de María “El pesar penetró en el
apacible hogar donde Jesús había descansado. Lázaro fue herido por una
enfermedad repentina, y sus hermanas mandaron llamar al Salvador diciendo:
Señor, he aquí, el que amas está enfermo”.
“Ansiosamente esperaron noticias de Jesús.
Mientras había una chispa de vida en su hermano, oraron y esperaron la venida
de Jesús. Pero el mensajero volvió sin él […] Cuando Lázaro murió, se quedaron amargamente desilusionadas;
pero sentían la gracia sostenedora de Cristo, y esto les impidió culpar en
forma alguna al Salvador”.
“Cuando Cristo oyó el mensaje, los discípulos
pensaron que lo había recibido fríamente. No manifestó el pesar que ellos
esperaban de él. […] Permaneció dos días en el lugar donde estaba. Esta dilación
era un misterio para los discípulos. De cuánto consuelo sería su presencia para
la familia afligida, pensaban. Era bien conocido por los discípulos su intenso
afecto hacia esa familia de Betania, y ellos se sorprendían al ver que no
respondía”
Hay momentos en
nuestra vida por las cuales pasamos momentos muy difíciles, y nos preguntamos
si Jesús se preocupa por lo que estamos pasando. Y así vienen las dudas, la
perplejidad. Estos son los momentos que Satanás utiliza para perdernos, para
hacernos renegar de Dios y alejarnos del único que puede darnos Salvación.
El ser fieles
seguidores de Jesús no los eximió del momento de prueba y aflicción. Los fieles
hijos de Dios también pasan por momentos tristes, no obstante no están solos en
el momento de prueba. El ojo infinito de Dios está al pendiente de ellos y los
consuela por medio de las circunstancias y a través de su Santo Espíritu
(Filipenses 2:1,2).
El
propósito de Jesús
Este aparente
silencio de Jesús tenía un propósito maravilloso en la vida de estos hermanos
de Betania, y también tiene un propósito maravilloso para ti que estás pasando
momentos difíciles:
“Cristo presenta a sus hijos creyentes la
muerte como un sueño. Su vida está oculta con Cristo en Dios […] Aparentemente
había dejado solas a Marta y María, así como al moribundo Lázaro. Pero no
estaban solos. Cristo contemplaba toda la escena, y después de la muerte de
Lázaro las enlutadas hermanas fueron sostenidas por su gracia. Jesús presenció
el pesar de sus corazones desgarrados, mientras su hermano luchaba con su
poderoso enemigo la muerte. Sintió los trances de su angustia”.
“Permitió que Lázaro muriese. Si le hubiese
devuelto la salud cuando estaba enfermo, el milagro que llegó a ser la
evidencia más positiva de su carácter divino, no se habría realizado”.
“Permitió que Lázaro pasase bajo el dominio
de la muerte; y las hermanas apenadas vieron a su hermano puesto en la tumba.
Cristo sabía que mientras mirasen el rostro muerto de su hermano, su fe en el
Redentor sería probada severamente. Pero sabía que a causa de la lucha por la
cual estaban pasando ahora, su fe
resplandecería con fuerza mucho mayor. Permitió todos los dolores y penas
que soportaron. Su tardanza no indicaba que las amase menos, pero sabía que
para ellas, para Lázaro, para él mismo y para sus discípulos, había de ganarse
una victoria”.
“A todos los que tantean para sentir la mano
guiadora de Dios, el momento de mayor desaliento es cuando más cerca está la
ayuda divina. Mirarán atrás con agradecimiento, a la parte más obscura del
camino. ‘Sabe el Señor librar de tentación a los píos’ (2 Pedro 2:9). Salen de toda tentación y prueba con una
fe más firme y una experiencia más rica”
“Al demorar en venir a Lázaro, Jesús tenía un
propósito de misericordia para con los que no le habían recibido. Tardó, a fin
de que al resucitar a Lázaro pudiese dar a su pueblo obstinado e incrédulo,
otra evidencia de que él era de veras la
resurrección y la vida”
En los momentos
más difíciles es cuando Dios manifiesta su gracia con mayor fuerza. Estos son
momentos en los que podemos decidir crecer como personas y aprender de la
experiencia para ayudarnos a nosotros mismos y a otros, o podemos decidir que
el orgullo y el rencor nos dominen y destruirnos a nosotros mismos y a otros.
Jesús es vida, y en la medida que estamos cerca de él somos vivificados y
renovados, independientemente de las circunstancias.
El
encuentro con Jesús
“En su viaje a Betania […] Cristo no entró en
seguida en la casa, sino que permaneció en un lugar tranquilo al lado del
camino. Marta se apresuró a ir al encuentro de Jesús, con el corazón agitado
por encontradas emociones. En el rostro expresivo de él, leyó ella la misma
ternura y amor que siempre había habido allí. Su confianza en él no había
variado, pero recordaba a su amado hermano a quien Jesús también amaba. Con el
pesar que brotaba de su corazón porque Cristo no había venido antes y, sin
embargo, con la esperanza de que aun ahora podría hacer algo para consolarlas,
dijo -Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no fuera muerto-”.
“Con compasión humana y divina, Jesús miró el
rostro entristecido y acongojado de Marta. Jesús declaró: -Yo soy la resurrección
y la vida- En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra. El
milagro que Cristo estaba por realizar, al resucitar a Lázaro de los muertos,
representaría la resurrección de todos los justos muertos”
“Y llamó en secreto a María su hermana,
diciendo -El Maestro está aquí y te llama-. Al
recibir el mensaje, María se levantó apresuradamente y con mirada y rostro anhelantes
salió de la pieza. Cuando llegó al lugar donde Jesús estaba, se postró a sus
pies y dijo con labios temblorosos -
Señor, si hubieras estado aquí, nofuera
muerto mi hermano-”
“Era una escena triste. Lázaro había sido muy
querido, y sus hermanas le lloraban con corazones quebrantados, mientras que
los que habían sido sus amigos mezclaban sus lágrimas con las de la hermanas
enlutadas. A la vista de esta angustia humana, y por el hecho de que los amigos
afligidos pudiesen llorar a sus muertos mientras el Salvador del mundo estaba
al lado, ‘lloró Jesús’. Aunque era Hijo
de Dios, había tomado sobre sí la naturaleza humana y le conmovía el pesar humano.
Su corazón compasivo y tierno se conmueve siempre de simpatía hacia los
dolientes. Llora con los que lloran y se regocija con los que se regocijan”.
Quitad
la piedra
“-Quitad la piedra- dijo Cristo. En cuanto
sea posible, preparad el camino para mi obra […] El corazón humano es tardo
para comprender las palabras de Cristo […] podría haber ordenado a la piedra
que se apartase, y habría obedecido a su voz. Podría haber ordenado a los
ángeles que estaban a su lado que la sacasen […] Pero había de ser sacada por
manos humanas. Así Cristo quería mostrar que la humanidad ha de cooperar con la
divinidad. No se pide al poder divino que haga lo que el poder humano puede
hacer. Dios no hace a un lado la ayuda del hombre. Le fortalece y coopera con
él mientras emplea las facultades y capacidades que se le dan”.
“Y habiendo dicho estas cosas, clamó a gran
voz- Lázaro, ven fuera-. Su voz, clara y penetrante, entra en los oídos del
muerto. Lázaro queda libre, y
está de pie ante la congregación, no demacrado por la enfermedad, ni con
miembros débiles y temblorosos, sino como un hombre en la flor de la vida,
provisto de una noble virilidad. Sus ojos brillan de inteligencia y de amor por
su Salvador. Se arroja a los pies de Jesús para adorarle”.
“Los espectadores quedan al principio mudos
de asombro. Luego sigue una inefable escena de regocijo y agradecimiento. Las
hermanas reciben a su hermano vuelto a la vida como el don de Dios, y con
lágrimas de gozo expresan en forma entrecortada su agradecimiento al Salvador”.
Jesús triunfó
sobre la muerte, que es el mayor enemigo que tenemos los seres humanos y así
como tenía un bello propósito en la vidas de estos 3 hermanos de Betania él
tiene un brillante futuro para cada uno de nosotros ¿Dejaremos que ese
propósito eterno se cumpla al entregarle nuestra vida al Señor?
Esta reflexión está basada en Juan 11:1-45 y el capítulo
58 del libro “El Deseado de todas las gentes” de Ellen G. White.
Si desea ver este
tema como presentación lo puede hacer en el siguiente link: