Menú

martes, 22 de enero de 2013

Ministerios personales y la iglesia



Ahora dejamos a su disposición un tema que será de utilidad para la comunidad de adventistas laicos cuya finalidad es servir de capacitación para ser más eficientes y efectivos en nuestra labor de llevar el evangelio a las personas.

Forma parte de una colección de temas de capacitación para laicos que se tendrán en el blog.

Este es el link de descarga:


“Desde su ascensión, Cristo, la gran cabeza de la iglesia, ha llevado a cabo su obra en el mundo por medio de embajadores escogidos, mediante los cuales habla a los hijos de los hombres, y atiende a sus necesidades. La posición de aquellos que han sido llamados por Dios a trabajar en palabra y doctrina para la edificación de su iglesia, está rodeada de grave responsabilidad. Ocupan ellos el lugar de Cristo, en la obra de exhortar a hombres y mujeres a reconciliarse con Dios; y únicamente en la medida en que reciban de lo alto sabiduría y poder podrán cumplir su misión” (Obreros evangélicos pág. 13).


Sabemos que el enemigo engaña a todos para que se aparten del único medio de salvación: “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29).

Nuestra finalidad es formar candidatos para el reino de los cielos, preparar a las personas para el pronto regreso de Jesús. Deseamos que sea de utilidad para nuestros laicos y para todos aquellos que deseen conocer a Cristo. Amén.

domingo, 13 de enero de 2013

¿Por qué sufre el ser humano?


El gran conflicto: origen del sufrimiento
El sufrimiento humano está relacionado al conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. Como lo revelan las Sagradas Escrituras, la rebelión y el origen del pecado se iniciaron en el cielo, cuándo Lucifer codició la adoración y la alabanza que pertenecían solo al creador (Ver Ezequiel 28:12-17).

 
Lucifer fue soportado durante mucho tiempo en el cielo, no fue expulsado inmediatamente como muchos creen, él fue el originador del pecado y del sufrimiento el cuál trajo a este mundo (Ver Génesis 3). Desde entonces el dolor y el sufrimiento forman parte de la vida en esta tierra.

Hemos preparado una presentación que explica más a detalle “El origen del mal y el dolor”. En esta presentación se responden preguntas como:
·         ¿Por qué no fue destruido Lucifer inmediatamente y se permitió que continuara su rebelión?
·         ¿Dios es culpable por la rebelión de Lucifer?
·         ¿Lucifer fue víctima de las circunstancias?

Les dejamos el link de descarga:

Las malas decisiones: principal causa del sufrimiento
A partir de la entrada del pecado en el mundo los seres humanos nos hemos apartado del ideal de Dios, hemos transgredido su ley y por ello es inevitable arrastrar las consecuencias del pecado “Porque la paga del pecado es muerte” (Ro. 6:23).



En la medida que nos alejamos de los mandatos de Dios es inevitable que vengan los efectos del sufrimiento a nuestra vida. Muchas enfermedades, muertes y tragedias son consecuencias directas de tomar decisiones equivocadas “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gá. 6:7).

Otro ámbito del sufrimiento, tiene que ver con las malas decisiones que las personas toman afectando a otros. Por ejemplo un padre de familia puede decidir amar y cuidar a su esposa e hijos, o puede decidir maltratarlos.



Es decir, el egoísmo humano daña a los demás. En cada uno de nosotros esta el evitar dañar a otros o hacerlo intencionalmente. En este aspecto es importante recordar que: “Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Ec. 12:14).

Dios no va a tolerar el mal y la opresión por siempre y todos deberemos dar cuenta de nuestros actos (Ver también Salmo 37; Malaquías 4).

¿Porque permite Dios el sufrimiento?
Dios permite que suframos como un medio de aprendizaje, es decir, a veces solo en el sufrimiento nos damos cuenta de nuestros errores y aprendemos de ellos: “Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende. También sobre su cama es castigado. Con dolor fuerte en todos sus huesos. He aquí, todas estas cosas hace Dios, dos y tres veces con el hombre, para apartar su alma del sepulcro, y para iluminarlo con la luz de los vivientes.” (Job 33:14, 19, 29, 30).


“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”. (2 Co. 7:10). Este versículo nos enseña algo muy importante sobre el sufrimiento. Dios lo permite para que nos arrepintamos de nuestro mal proceder, aceptando su gran sacrificio y así llegar a ser salvos.

Al soportar las pruebas con paciencia nos volvemos mejores personas, aprendemos disciplina, constancia y amar a otros: “Aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,” (1 P. 1:6,7). El horno de la prueba purifica los corazones para que sean hallados sin la escoria del egoísmo.



"Dios dirige a sus hijos por senderos que ellos desconocen; pero no olvida ni desecha a los que depositan su confianza en él. Permitió que Job fuese atribulado pero no le abandonó. Consintió en que el amado Juan fuese desterrado a la solitaria isla de Patmos, pero el Hijo de Dios le visitó allí, y pudo ver escenas de gloria inmortal.

Dios permite que las pruebas asedien a los suyos, para que mediante su constancia y obediencia puedan enriquecerse espiritualmente, y para que su ejemplo sea una fuente de poder para otros. "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal." (Jer. 29: 11). Los mismos sufrimientos que prueban más severamente nuestra fe, y que nos hacen pensar que Dios nos ha olvidado, sirven para llevarnos más cerca de Cristo, para que echemos todas nuestras cargas a sus pies, y para que sintamos la paz que nos ha de dar en cambio" (Patriarcas y Profetas pág. 123).

En la vida cristiana hay otro aspecto por el cual Dios permite el sufrimiento: “El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.”  (2 Co. 1:4, 6).

Al pasar por el sufrimiento aprendemos a tener empatía por el dolor ajeno y damos un testimonio de fidelidad y compromiso que lleva salvación y refrigerio a quienes lo necesitan.

Llamado
Cristo cargo con un sufrimiento mayor al que podamos siquiera imaginar, “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Fil. 2: 5-8).


Cristo no está ajeno a tus problemas y necesidades “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” (He. 2:17:18). “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (He. 4:16)

Esta es una preciosa promesa para aquellos que están pasando por momentos difíciles: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Co. 10:13).

 
Si experimentamos el sufrimiento como medio de perfeccionar nuestro carácter y acercarnos más a Dios saldremos victoriosos, y todo lo que padecimos aquí nos parecerá insignificante cuando Cristo vuelva: “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Rom. 8:18).

jueves, 3 de enero de 2013

Una reflexión sobre nuestro lugar en el universo



Una reflexión sobre nuestro lugar en el universo

Introducción


La vastedad del universo es un testimonio del poder creador de Dios. Solo alguien más grande y poderoso que el mismo universo pudo formarlo. No está hecho por casualidad, sino que tiene una estructura que evidencia un diseño inteligente y complejo incapaz de ser producto del azar.


Y a pesar de su enormidad “aquel Verbo [Lógos] fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). El creador vino a este mundo porque nos amó eternamente.

Evidencias del diseño inteligente del universo

·         “Tenemos abundancia de elementos más pesados [necesarios para la vida], como el oxígeno, el silicio y el aluminio, los cuales forman el 82% de la corteza terrestre, mientras que el 97% del universo parece estar constituido por los 2 elementos más ligeros que conocemos el hidrogeno y el helio” (la Ciencia descubre a Dios pág.53).
·         En nuestro sistema solar, Venus y Plutón giran sobre sí al revés de como lo hacen sus planetas vecinos. Esto complica la idea de la formación de planetas mediante un acontecimiento único.
·         “El físico Freeman Dyson calcula que si la distancia entre las estrellas hubiese sido 10 veces menor de lo que es, habría una probabilidad elevada de que otra estrella se hubiese acercado lo bastante a nuestro sistema solar para sacar de orbita a los planetas” (la Ciencia descubre a Dios pág.53).
·         Las fuerzas centrípeta y gravitacional de los planetas en nuestro sistema solar están en perfecto equilibrio, cualquier mínimo cambió haría que vagarán por el universo o que fueran atraídas por el sol en proporción de la magnitud de la fuerza que altere el equilibrio).


En la siguiente tabla del libro “La ciencia descubre a Dios” (pág. 67) encontramos evidencias de que la formación del universo no pudo ser producto de la casualidad, son testimonios del poder creador de Dios:
El perfecto ajuste del Universo
Factor
Descripción
Materia
La materia está perfectamente organizada en más de 100 tipos de elementos que interactúan para formar cualquier cosa, desde los minerales de los planetas a las moléculas tremendamente organizadas de los organismos. Los átomos de estos elementos complejos están compuestos de partículas subatómicas que tienen que tener características precisas. Por ejemplo, si la masa del protón variase en una parte por mil, no habría átomos ni elementos.
Carbono
El carbono, elemento absolutamente esencial para la vida, tiene un nivel de resonancia que favorece muchísimo su incidencia. Si ese nivel de resonancia hubiese sido un 4% menor, o si el oxígeno hubiese sido solo un 1% mayor, casi no habría carbono.
Sol
El sol nos da continuamente la cantidad de luz exacta necesaria para la vida en la tierra. Si el sol estuviera solo el 5% más cerca o el 1% más alejado de la Tierra, ello privaría a nuestro planeta de todo tipo de vida.
Interacción nuclear fuerte
La interacción o fuerza nuclear fuerte une entre sí las partes del núcleo de los átomos. Si esa fuerza fuese un 2% mayor, no habría hidrógeno, y, por ende, tampoco habría Sol, ni agua ni vida. Si fuese 5 % más débil, habría exclusivamente hidrógeno; nada más
Interacción nuclear débil
La interacción o fuerza nuclear débil controla parte de la desintegración  radioactiva de los átomos. En el sol regula la fusión del hidrógeno en helio. Si esa fuerza fuese ligeramente superior, no se formaría helio, y si fuese ligeramente inferior, no quedaría hidrógeno.
Fuerza electromagnética
Esta fuerza impera en partículas cargadas, como los electrones, y, por ende, controla los cambios químicos que se dan entre los átomos. Es un componente muy importante de la luz. Si fuese ligeramente mayor, las estrellas como el Sol serían estrellas rojas, y mucho más frías. Si fuese ligeramente menor, las estrellas serían estrellas azules muy calientes y de vida sumamente breve.
Gravedad
La gravedad mantiene cohesionadas las galaxias, los soles y la Tierra. La relación precisa de su fuerza con respecto a la de la fuerza electromagnética es crucial en sumo grado. Si cualquiera de estas fuerzas variase solo en el menor grado, el resultado sería desastroso para estrellas como el Sol.

Podríamos seguir escribiendo más y más evidencias pero se haría un artículo sumamente extenso.


“LA NATURALEZA y la revelación a una dan testimonio del amor de Dios. Nuestro Padre celestial es la fuente de vida, de sabiduría y de gozo. Mirad las maravillas y bellezas de la naturaleza. Pensad en su prodigiosa adaptación a las necesidades y a la felicidad, no solamente del hombre, sino de todas las criaturas vivientes” (El camino a Cristo pág. 1).

Tamaño enorme del universo

He aquí algunos datos sobre el universo:
·         Hay más de 100,000 millones de galaxias dispersadas a través del Universo visible.
·         Las galaxias más pequeñas poseen diámetros de algunos miles de años luz y las galaxias más grandes poseen diámetros de varios millones de años luz.
·         Las galaxias más pequeñas poseen menos de 1,000 millones de estrellas y las galaxias más grandes poseen más de 1 billón de estrellas.
·         La vía láctea tiene unos 100, 000 años luz de diámetro y tiene una masa de más de dos billones de veces la del Sol. El Sistema Solar está en uno de los brazos de la espiral, a unos 30, 000 años luz del centro y unos 20, 000 del extremo.

 
·         Cada 225 millones de años el Sistema Solar completa un giro alrededor del centro de la galaxia. Se mueve a unos 270 km por segundo.
·         Comparación entre el sol y la vía láctea: si el sol fuera del tamaño del punto de una “i” de una página tamaño carta en un escrito normal, la vía láctea sería del tamaño de Estados Unidos.

Esto nos enseña que nuestro mundo es sumamente pequeño, cualquier tipo de orgullo queda de lado.

Llamado a corresponder al amor de Cristo

Y lo más maravilloso es que Jesús quiso venir a esta ínfima partícula llamada planeta tierra a salvarnos y darnos vida eterna. Como lo describe su Santa Palabra y con la evidencia científica que vimos la tierra fue perfectamente diseñada, nada fue dejado al azar y es lo que hace sumamente importante a este pequeño mundo.

 
La valía del ser humano está en que somos de Dios por creación y por redención. El mismo Dios que hizo la bastedad del universo es el mismo que colgó en un madero. No se pago nuestra redención con las maravillas que existen en el universo sino con la vida del creador, algo mucho más valioso que el universo mismo.

El no vino a salvarnos en grupo si no personalmente a cada uno de nosotros:
“Si tan sólo queremos escuchar, las obras que Dios ha hecho nos enseñarán lecciones preciosas de obediencia y confianza. Desde las estrellas que en su carrera por el espacio sin huellas siguen de siglo en siglo sus sendas asignadas, hasta el átomo más pequeño, las cosas de la naturaleza obedecen a la voluntad del Creador.

Y Dios cuida y sostiene todas las cosas que ha creado. El que sustenta los innumerables mundos diseminados por la inmensidad, también tiene cuidado del gorrioncillo que entona sin temor su humilde canto.

Cuando los hombres van a su trabajo o están orando; cuando descansan o se levantan por la mañana; cuando el rico se sacia en el palacio, o cuando el pobre reúne a sus hijos alrededor de su escasa mesa, el Padre celestial vigila tiernamente a todos. No se derraman lágrimas sin que él lo note. No hay sonrisa que para él pase inadvertida” (El camino a Cristo pág. 85).


No olvides nunca que Dios es todopoderoso y nos ha dado el más precioso don al entregar su vida. “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. (Rom. 8:35, 38, 39).